Perspectivas de los expertos

Fomento de la movilidad eléctrica segura en los campus universitarios

Visite cualquier campus universitario del país y verá que los dispositivos de e-movilidad, incluidas las e-bicis y los e-scooters, son un elemento básico del transporte universitario. Por una buena razón: estos dispositivos ofrecen una opción de transporte eficiente y sostenible que reduce la congestión del tráfico y las necesidades de aparcamiento. 

Estos dispositivos de e-movilidad suelen funcionar con baterías recargables de iones de litio, pero si están dañadas, funcionan mal, se modifican, falsifican o son de mala calidad, estas baterías pueden entrar en embalamiento térmico, un estado de autocalentamiento incontrolable que puede provocar humo, fuego, desprendimiento de gases tóxicos o explosión. 

Sin embargo, la adopción generalizada de opciones de e-movilidad ha superado la infraestructura, las políticas y la educación en seguridad que apoyan un uso más seguro. Para comprender mejor el enfoque actual de la movilidad eléctrica en los campus universitarios, UL Standards & Engagement se asoció recientemente con el programa Bicycle Friendly University de la League of American Bicyclists para llevar a cabo un estudio sobre las preocupaciones, políticas y retos en materia de seguridad en las universidades. Los resultados de este estudio revelan que, aunque las bicicletas eléctricas son habituales en muchos campus de las BFU, existen importantes lagunas en el desarrollo y la aplicación de infraestructuras y políticas, así como preocupaciones reales centradas en la seguridad vial y de las baterías.

Según el estudio, casi dos quintas partes (39%) de los campus de BFU informan de que los dispositivos de e-movilidad se utilizan regularmente en la vida cotidiana del campus, y otro tercio (31%) señala un uso semanal. A pesar del uso habitual de los dispositivos de movilidad electrónica, las facultades y universidades se enfrentan a tres retos fundamentales: la política, la infraestructura y la educación. 

Política: Una política mixta

A pesar del creciente uso, sólo 41% de los campus de BFU han implantado políticas formales de e-bici, y la exhaustividad de estas políticas varía significativamente:

  • Sólo 9% han desarrollado políticas integrales.
  • Un tercio (32%) tiene una normativa limitada.
  • Casi una cuarta parte (24%) no han establecido políticas ni tienen previsto hacerlo.

Algunas instituciones han tomado medidas proactivas, como exigir que los dispositivos estén certificados conforme a normas de seguridad, como las establecidas por ULSE:

  • La Universidad Estatal de Colorado adapta sus políticas sobre bicicletas eléctricas a las leyes locales, restringiendo los lugares en los que se pueden montar bicicletas eléctricas y prohibiéndolas en espacios interiores de acuerdo con los códigos de incendios locales.
  • El Instituto Tecnológico de Massachusetts exige que se registren todos los dispositivos de movilidad eléctrica, cargadores y baterías, y sólo permite en el interior los dispositivos certificados según las normas UL. Éstos deben guardarse en habitaciones residenciales u oficinas personales. Cualquier infracción puede dar lugar a la confiscación por parte de la policía del campus.

Sin embargo, algunas instituciones están adoptando un enfoque más restrictivo -prohibiendo totalmente los dispositivos de movilidad electrónica-, lo que lamentablemente limita la accesibilidad de los estudiantes y profesores que dependen de la movilidad electrónica para su transporte.

Infraestructuras: Soluciones prácticas de recarga

Una de las mayores preocupaciones en torno a los dispositivos de e-movilidad son las prácticas de carga no autorizadas e inseguras. Casi dos tercios (63%) de los encuestados creen que los ciclistas cargan sus e-bikes en edificios residenciales, mientras que 41% sospechan que la carga se realiza en edificios académicos y 33% en oficinas administrativas. ¿Por qué? Conveniencia e infraestructura de carga inadecuada, un problema citado por más de 65% de los encuestados.

Muchas universidades están abordando estos problemas invirtiendo en estaciones de carga específicas para bicicletas eléctricas, instalaciones de almacenamiento seguras y zonas de aparcamiento designadas para mantener los dispositivos fuera de los pasillos y mitigar los riesgos de incendio.

Educación: Una brecha preocupante

La preocupación por la seguridad de los dispositivos de movilidad eléctrica es generalizada. Estas preocupaciones coinciden con lagunas de conocimiento más amplias en materia de seguridad pública. Otro informe de UL Standards & Engagement encuesta descubrió que 50% de los propietarios de bicicletas eléctricas desconocían que sus dispositivos funcionaban con baterías de iones de litio, y sólo 39% sabían cómo mitigar el riesgo de sobrecalentamiento y desbordamiento térmico de las baterías. Entre los campus de BFU:

  • 54% informan de su preocupación por los conflictos entre peatones y ciclistas.
  • 57% citar los peligros relacionados con la batería/electricidad.
  • 52% se preocupan específicamente por los riesgos de las baterías de las e-bikes.

Los programas educativos centrados en la carga adecuada de las baterías, las prácticas seguras de conducción y el almacenamiento pueden ayudar a colmar estas lagunas y reducir los accidentes.

¿Qué pueden hacer las universidades?

Es fundamental garantizar que los estudiantes y el profesorado tengan acceso a los dispositivos que desean y necesitan. UL Standards & Engagement trabaja activamente con la industria, el gobierno y otras partes interesadas para garantizar que acceso seguro a los dispositivos de movilidad eléctrica sin recurrir a prohibiciones tajantes. Gracias a nuestra colaboración con universidades y organizaciones como la Liga de Ciclistas Estadounidenses, hemos descubierto que los mejores planteamientos tienen en cuenta cuatro principios fundamentales: 

  1. Desarrollo o ampliación de redes de infraestructuras de recarga seguras, cómodas y amplias. 
  2. Creación de programas integrales de formación en seguridad para usuarios de bicicletas eléctricas. 
  3. Aplicación de políticas claras y ejecutables que aborden todo el espectro de uso de las bicicletas eléctricas en el campus. 
  4. Establecimiento de mecanismos de aplicación coherentes con los recursos y el personal adecuados. 
  5. Evaluación y actualización periódicas de las políticas para reflejar la evolución de las necesidades y las tecnologías.

Estas medidas contribuirán a mitigar los riesgos que plantean los dispositivos de movilidad electrónica, al tiempo que garantizarán que los campus de todo el país puedan seguir teniendo acceso a ellos. 

Si desea más información sobre nuestro trabajo para que la movilidad electrónica sea segura y accesible, y saber cómo podemos contribuir a que su institución sea más segura, póngase en contacto con nosotros en ULSEPartnerships@ul.org o lea el informe, Bicicletas eléctricas en los campus universitariosde la ULSE y la Liga de Ciclistas Estadounidenses.